Aunque lo ideal es conservar una buena línea, y no desarrollar un vientre excesivo, hay ocasiones en las que la presencia de un vientre grande y redondo puede ser protector y de utilidad para un deportista.
Es el caso de los levantadores de pesos. Estamos acostumbrados a ver deportistas muy voluminosos en las competiciones de powerlifting, con un gran vientre.
A pesar de los riesgos del sobrepeso y del exceso de tejido graso (cardiovasculares, sobrecarga, etc.), en este caso concreto puede tener una contrapartida protectora sobre la espalda.
Cuando el deportista levanta el peso, el vientre redondo hace presión contra los muslos, y evita la curvatura hacia delante de la espalda y la flexión del tronco.
Esto protege la parte baja de la espalda y reduce la posibilidad de una herniación discal, por ejemplo.
No obstante, esta característica no les evita la necesidad de un buen entrenamiento, una adecuada postura, estiramientos individualizados, e incluso el refuerzo con fajas abdominales para realizar el ejercicio.
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