El colesterol es un tipo de grasa que necesita el cuerpo humano. Circula por la sangre y las células lo utilizan para formar su membrana. Los animales pueden fabricar colesterol en su cuerpo, y también aprovecharlo de los alimentos. Pero el cuerpo humano no puede destruirlo. En lugar de ello, lo elimina con las heces y con la bilis, en forma de sales biliares.
Cuando aumenta la cantidad de colesterol que circula por la sangre, hay riesgo de que se acumule en determinadas zonas del organismo. Es la antesala de problemas cardíacos, circulatorios, neurológicos, etc. Para detectar esta situación antes de que se produzca un daño, el primer paso es realizar una analítica de sangre.
Si observamos los resultados, comprobamos que hay varios parámetros que hacen referencia al colesterol sanguíneo. Existe CT, HDL, LDL, y otras iniciales que los médicos agrupan en dos categorías para explicarnos. Dicen colesterol «bueno» y colesterol «malo«, porque unas partículas han demostrado ser un factor «protector» ante enfermedades cardiovasculares, y otras han demostrado ser un factor «predisponente».
Las partículas son acúmulos de colesterol, rodeados de proteínas y de otras grasas. Vistas con un microscopio potente, las LDL son más grandes y llevan las grasas a las células. Las HDL son más pequeñas y llevan los sobrantes al hígado para su destrucción. Por eso cuando hay muchas LDL hay un exceso de colesterol que el cuerpo está redistribuyendo (por ejemplo, por una alimentación rica en grasas animales). Y cuando hay muchas HDL el cuerpo está eliminando el exceso de grasa.
Las sociedades científicas pueden variar en las cifras. Pero como norma general se considera factor de riesgo cuando:
- CT superior a 200 mg/dl.
- LDL superior a 115 mg/dl.
- HDL no alcanza los 40 mg/dl en hombres o los 50 mg/dl en mujeres.
Lo que la ciencia médica ha demostrado hasta hoy es que:
- El aumento de colesterol total en sangre (CT, colT, COLtot, etc.) se relaciona con aumento de la mortalidad por enfermedades cardíacas.
- El aumento de colesterol «bueno» en sangre (HDL, HDL-c, C-HDL, etc.) se asocia a una reducción de la mortalidad por enfermedades cardíacas.
- Como norma general, es bueno hacer una analítica cada 4 años a partir de los 18 años, y es suficiente ver el CT y el HDL.
- Se recomienda un LDL por debajo de 115 mg/dl como objetivo, si inició un tratamiento.
Todas estas consideraciones se refieren a personas sanas, que realizan un chequeo médico, sin enfermedades previas. Es importante porque se suelen asociar a obesidad, sedentarismo, o consumo de tabaco, que también aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Los pacientes con antecedentes cardíacos se consideran de alto riesgo. Los médicos especialistas son muy exigentes con las cifras de colesterol, la tensión arterial, el control del azúcar en los pacientes con diabetes, etc.
En general, después de un análisis, el médico les propondrá una dieta individualizada y la realización de actividad física. Sólo en algunos casos en los que el colesterol sigue elevado se prescribe una medicación específica para bajarlo.
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