Las personas con problemas de movilidad requieren unos cuidados muy específicos. Tanto para aplicar terapias, como para su descanso diario, las camas de hospital son la mejor opción. Pero una cama de hospital también se puede comprar para emplazarla en una casa o en una clínica de terapia física.
El cuerpo humano está diseñado de una forma funcional. Si no lo movilizamos correctamente, se producen efectos negativos sobre él. Los músculos se atrofian, y las zonas sobre las que se apoya pueden dañarse. Desde hace varias décadas, la venta de camas de hospital para uso domiciliario está orientada a estas necesidades. Facilita el cuidado y el descanso de las personas con movilidad reducida.
Los hospitales disponen de estas camas con sistemas articulados. Gracias a ellos pueden movilizar a los pacientes ingresados, y aplicarles cuidados, practicar la higiene necesaria, o trasladarlos para realizar pruebas. Son fácilmente distinguibles de las camas habituales, y se identifican por sus accesorios cuando las observamos. Se encuentran en todas las unidades hospitalarias, desde la clínica de maternidad hasta la zona de pacientes críticos.
Características de las camas de Hospital
Básicamente, su principal característica es la capacidad para modificar la base de reposo del cuerpo. En ocasiones es necesario incorporar al enfermo, como cuando existe líquido en los pulmones. Una postura horizontal dificultaría mucho la respiración con un edema pulmonar. Otras veces se requiere elevar las piernas. Y en ocasiones buscamos elevar en bloque todo el cuerpo para trasladarlo más fácilmente hacia fuera de la cama. Actualmente, estos movimientos del somier articulado se controlan con un mando, ya que las camas poseen pequeños motores eléctricos. Suelen disponer de un control remoto que está unido por un cable. Antiguamente se realizaba con la ayuda de manivelas manuales.
Existen muchos accesorios disponibles en los comercios de venta de camas de hospital. El primero a considerar es el colchón, o el dispositivo para descarga del peso. Cuando permanecemos mucho tiempo en la misma postura, la piel se daña por la presión. Por ello nos movemos, incluso de forma inconsciente cuando dormimos. Pero los pacientes con movilidad reducida no pueden hacerlo por sí mismos. Así, los colchones se diseñan de forma que se adaptan al cuerpo, y distribuyen la presión. Facilitan la circulación sanguínea y evitan el edema.
A la cama de hospital le podemos añadir también una protección por encima del colchón. Este elemento absorbe aún más la presión, lo cual se conoce como colchón de presión alterna «antillagas». Estas protecciones de diversas texturas y relleno, evitan la aparición de úlceras y heridas en la piel, provocadas por la presión postural mantenida. Algunas de ellas funcionan con bombas eléctricas, que insuflan diferentes ciclos de distribución de la presión.
La mayoría de las camas de hospital poseen ruedas con sistemas de frenado o bloqueo. En un hospital puede ser necesario el traslado inmediato a otra zona, por lo que no se puede perder el tiempo en realizar un cambio de cama. En una casa puede facilitar el desplazamiento del enfermo, o la limpieza de la zona que hay bajo la cama.
Una cama de hospital es más segura que una cama convencional. Disminuye drásticamente la probabilidad de caída. Algunos pacientes se agitan mucho, o simplemente pueden voltearse mientras duermen. Además de lograr una postura muy estable del cuerpo con la posición del somier, las camas de hospital disponen de barandales laterales que se pueden bloquear, evitando la posibilidad de una caída. Por otro lado, los pacientes que tienen algo de autonomía pueden descender la cama, para evitar bajarse desde la altura tan elevada que tienen las convencionales camas de hospital.
Todas estas características son especialmente útiles cuando el cuidador no cuenta con la fuerza suficiente para movilizar al paciente, ni para manipular una cama manual. En posición extrema, la postura del cuerpo se asemeja a la que adoptaría en una silla, con el respaldo elevado y las piernas hacia abajo. Estos dispositivos son muy versátiles y se adaptan a las diferentes necesidades de los pacientes y cuidadores a lo largo del día.
En los casos en que optemos por contratar a un terapeuta que acuda a domicilio, le estaremos facilitando mucho su trabajo. Podrá movilizar y colocar a nuestro familiar en la mejor postura que requiera el tratamiento. Sea para colocar una sonda urinaria, para realizar un cambio de pañal, o para aplicar un masaje terapéutico, el personal sanitario y de terapia física logran un mejor manejo y acceso al paciente.
Como vemos, las ventajas de una cama de hospital son la comodidad de uso, facilitar la terapia, y adaptación a la situación del enfermo. El propio paciente tiene una cierta independencia, porque puede incorporar y movilizar su cama presionando unos sencillos botones. Y el terapeuta puede escoger la mejor opción según la parte del cuerpo que va a tratar. Por todo ello, la venta de camas de hospital es muy demandada hoy en día tanto por particulares como por clínicas de terapia física.
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