Durante las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, solemos cometer excesos que pasan factura a nuestro cuerpo y a nuestra mente. Esto es particularmente grave entre las personas que sufren enfermedades como diabetes o epilepsia, muy susceptibles de descompensarse con cambios en la dieta, en la rutina, o incluso al alterar los horarios de sueño.
En concreto, los pacientes que sufren epilepsia, aunque estén correctamente tratados y lleven incluso años sin crisis, pueden tener algún episodio inesperado si abusan del alcohol o si trasnochan excesivamente durante las vacaciones de Navidad. También en casos en los que la toma de la medicación esté dificultada, como cuando padecen vómitos. Por eso comentamos a continuación algún consejo que pueda evitarlo.
Es importante que el paciente epiléptico y su familia o entorno conozcan la enfermedad, y las pautas de actuación en caso de una crisis.
Un estilo de vida sano, el ejercicio físico o deporte habitual, evitar el consumo de drogas, de tabaco o alcohol, llevar una dieta equilibrada, y unos hábitos de sueño regulares, son las recomendaciones más básicas. El ejercicio excesivo, permanecer despierto más de 16 horas, la ingesta de alcohol, sustancias estimulantes como el café o el té, o estar sometido a estímulos luminosos repetidos e intensos sin protección ocular, pueden provocar crisis epilépticas.
Se recomienda evitar deportes de riesgo como escalada o submarinismo, aunque sobre todo se pide evitar el realizarlos en solitario, para prevenir accidentes potencialmente graves.
Sin embargo, los pacientes epilépticos no tienen por qué establecer otras restricciones a las actividades de la vida diaria, o laboral. En las diferentes legislaciones ya se regula y se estipula el nivel de riesgo asociado a los puestos de trabajo, o las restricciones para el manejo de vehículos. Así que salvo esas excepciones expresas, un paciente epiléptico controlado y bien tratado no tiene que guardar unos cuidados especiales en sus tareas diarias ni en su puesto de trabajo.
En las mujeres, los estrógenos pueden favorecer la aparición de crisis epilépticas, mientras que la progesterona las dificulta. Puede aumentar el riesgo de crisis los días del ciclo menstrual previos a la menstruación. Los anticonceptivos orales no aumentan las crisis, pero un médico debe decidir si son compatibles con la medicación antiepiléptica.
Y por supuesto, nunca interrumpa bruscamente el tratamiento para la epilepsia, ni otros tratamientos que esté tomando para enfermedades neurológicas.
Disfruten en lo posible de las fiestas. Deseamos que este año 2018 reparta salud entre todos.
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