La lesión más habitual que ocasionan los accidentes de tráfico es el esguince cervical. Sucede por un movimiento brusco del cuello, causado por la desaceleración, y puede dañar diferentes estructuras cervicales.
El cuello es la parte que estabiliza y conecta la cabeza con el resto del cuerpo. Su integridad y correcta ergonomía son muy importantes. Alteraciones agudas como traumatismos, o bien problemas crónicos como la artrosis, pueden descompensar esta conexión. Incluso las posturas incorrectas y mantenidas (ordenador, lectura en la cama…) pueden provocar dolor y mareos.
Al igual que sucede en otras zonas del organismo, en el cuello hay partes blandas (piel, músculos, ligamentos…), y también partes duras (huesos, vértebras) que protegen las estructuras más sensibles. La médula espinal recorre un canal formado por los orificios de las vértebras. Y los nervios cervicales y braquiales salen de ella por otros agujeros óseos. Por tanto, cualquier problema agudo o crónico que comprima esos agujeros puede provocar una afectación en los nervios. Y como resultado aparecerá dolor, disminución de la sensibilidad, o incluso pérdida de fuerza en los brazos.
Sabemos que un dolor originado en la columna lumbar puede descender por las piernas. Del mismo modo, cuando un dolor se origina en las cervicales se puede extender hacia los brazos. Esto se debe a que los nervios de los brazos parten de esa zona del cuello.
Una causa muy frecuente de problemas cervicales agudos son los esguinces cervicales, ocasionados por accidentes de tráfico. Hoy en día son muy numerosos, a pesar de las medidas de seguridad que incluyen los vehículos modernos. No pueden evitar que algunas partes del cuerpo queden más desprotegidas. Es el caso del cuello, que durante un choque puede sufrir una «hiperflexión» (flexión excesiva hacia delante) seguida de una «hiperextensión» (estiramiento excesivo hacia atrás).
Habitualmente controlamos de forma voluntaria los movimientos del cuello y de la cabeza. Pero ante una aceleración o desaceleración (frenazo brusco por un choque), la inercia de nuestra cabeza la empuja a seguir el movimiento que llevaba el coche. La musculatura del cuello no puede reaccionar a tiempo. Y si la desaceleración es intensa, el movimiento puede estirarlo más allá de lo fisiológico, produciendo un esguince, de forma análoga a otras articulaciones (tobillo, muñeca, rodilla…).
En un esguince cervical, las partes blandas absorben la energía y el traumatismo. Es decir, la piel, los ligamentos y los músculos, se estiran hasta niveles excesivos, pudiendo llegar a sufrir roturas en algunas zonas. Esto se agrava por ejemplo en un choque frontal, ya que después de flexionarse el cuello hacia delante, la cabeza va hacia atrás, estirando de nuevo las partes blandas en sentido contrario. Así se producen la mayoría de las lesiones, por este mecanismo denominado «latigazo cervical».
Si realizamos una radiografía a un paciente con esguince cervical, observamos que las vértebras del cuello están totalmente alineadas, formando una línea recta. Esto se debe a que los músculos y ligamentos están muy tensos y contracturados, tal como sucede en una contractura muscular por ejemplo en los gemelos de las piernas. Este fenómeno se llama «rectificación cervical», ya que fisiológicamente la columna cervical debe tener una pequeña curvatura hacia delante. Lo observaríamos aunque retirásemos el «collarín» de protección cervical.
Según la intensidad de las lesiones que se produzcan, se clasifica el esguince cervical en tres tipos o grados:
- Tipo I : Es el más leve. No se altera la integridad estructural del cuello. El dolor suele aparecer varias horas más tarde («en frío»).
- Tipo II : Puede haber pequeñas roturas de ligamentos o músculos. Hay inflamación, edema, y dolor desde el primer momento.
- Tipo III : Es el más grave. Las partes blandas sufren amplias roturas. Pueden tardar semanas o meses en curar.
Como vemos, aunque el dolor es lo más esperable de un esguince cervical, puede que no aparezca en un primer momento. Los accidentados lo describen como extendido hacia los brazos (cervicobraquialgia), espalda, tórax y cabeza. Cuando hay contractura muscular (dolor miofascial), o rotura de fibras musculares, se localiza en esa zona afectada. Se acompaña de limitación de la movilidad del cuello y de la cabeza.
Además del dolor, según la intensidad del traumatismo pueden aparecer otras complicaciones añadidas:
- Mareos, vértigos, visión borrosa, o alteraciones del oído, provocadas por problemas transitorios de riego sanguíneo.
- La inflamación puede comprimir nervios, lo cual provocará diferentes síntomas. Por ejemplo, dolor en brazos, afonía, o incluso dificultad para tragar.
- A veces puede ocurrir una luxación de la mandíbula, que debe ser devuelta a su posición original.
- En casos muy graves, aunque no haya un impacto directo, pueden aparecer hemorragias cerebrales o en la retina.
- Posteriormente aparecerían síntomas como irritabilidad, insomnio, o desorientación.
- En caso de impacto, por ejemplo con el volante, puede ocurrir contusión cerebral y hematoma.
- Síndrome de estrés postraumático, y otros problemas agudos neuropsicológicos, incluso ansiedad y depresión.
- Alteraciones en otras partes del cuerpo, como dolor torácico por la sujección, lesión medular en casos graves, etc.
Viendo estas posibilidades, es obvio que el tratamiento de un esguince cervical no es sencillo. Y se debe individualizar según cada caso, y según la intensidad del accidente y de las lesiones. Además de las medidas iniciales de estabilización y emergencia, y de los medicamentos para dolor e inflamación, es muy importante aplicar medidas de terapia física. Cuanto antes se establezcan, más opción de recuperación habrá. No obstante, se debe preparar un programa específico acorde a las circunstancias:
- En un momento inicial, para la inflamación suele ser aconsejable la inmovilización y aplicación de frío local.
- A los dos días ya se puede aplicar calor local, para reducir la inflamación y el dolor.
- Evidentemente, está indicado reposo (y considerar una baja laboral), hasta que el terapeuta indique lo contrario.
- Programa específico de sesiones de fisioterapia.
La duración del tratamiento variará según la intensidad de las lesiones. Pero, en general, la recuperación puede requerir entre varias semanas, y hasta 6 meses de terapia. Antes de completar el programa, la posibilidad de empeoramiento o de recaída es muy elevada. Y a pesar de un pronto y correcto tratamiento, los esguinces cervicales pueden ocasionar secuelas permanentes, que afectarán a la vida diaria. El cuello puede quedar con movilidad reducida, puede haber dolor cervical crónico, mareos o vértigos, agravamiento de una artrosis cervical que existía previamente…
Cuando sufrimos un accidente de tráfico, es muy importante acudir lo antes posible para una valoración médica. Un equipo multidisciplinar establecerá el manejo individualizado de cada caso. Si se pauta un tratamiento, se debe seguir estrictamente. La correcta evolución y recuperación depende del programa específico de fisioterapia. Y aún en el mejor de los casos podría haber secuelas no tratables, que tendrían que valorarse como daño corporal.
A pesar de que hay medidas económicas para proteger a los accidentados, la mejor opción es prevenir. En caso de sufrir un accidente de tráfico, lo aconsejable es seguir estas pautas, e informarse con expertos terapeutas y asesores experimentados.
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