Tal como se comenta en otro post, la diabetes es una efermedad que puede provocar complicaciones graves, y que afecta a un gran número de habitantes.
En muchos casos el tratamiento que necesitan estos pacientes es la insulina, que se administra mediante una inyección subcutánea (bajo la piel), una o varias veces al día.
Desde hace poco tiempo está disponible una presentación que permite al paciente inhalar (respirar) la insulina. El dispositivo de inhalación contiene insulina en forma de polvo, que se absorbe al llegar a los alveolos pulmonares. La administración debe realizarse unos 10 minutos antes de la comida, porque el inicio de su acción se estima entre 10 y 20 minutos después, y el pico máximo hacia las 2 horas. Se puede utilizar tanto en diabetes tipo 1 como en tipo 2.
Durante estos años los expertos endocrinólogos han estudiado la utilidad y la eficacia de este tipo de insulina para determinados pacientes. Según revisiones como la colaboración Cochrane, la insulina inhalada antes de las comidas, junto con una inyección diaria de insulina basal, ha demostrado ser capaz de mantener un control glucémico (azúcar en la sangre) comparable al de los pacientes tratados con varias inyecciones diarias. Esto supondría la ventaja de reducir a una sola inyección diaria de insulina, lo cual sería mucho más cómodo para estos pacientes.
Los principales inconvenientes son el mayor precio de la insulina inhalada respecto a la inyectada, y que a veces varía mucho la proporción de insulina inhalada que llega a la sangre, sobre todo en casos de enfermedades respiratorias o pulmonares. Actualmente también se están desarrollando más estudios para evaluar la seguridad pulmonar del tratamiento inhalado. Los datos clínicos que reportan los fabricantes parecen sugerir que la insulina inhalada podría incrementar la tasa de exacerbaciones (empeoramientos agudos) o de crisis respiratorias en pacientes con asma o con bronquitis crónica mal controlada. No se suele autorizar su uso en estos pacientes.
Aún así, la insulina inhalada se ha demostrado como un tratamiento seguro en general. Las principales complicaciones reportadas han sido hipoglucemias (bajadas de los niveles de azúcar en la sangre), pero en un porcentaje de pacientes similar a las hipoglucemias causadas por la insulina inyectada. Y también tos como efecto indeseado, que aparece en el 20 al 25% de los pacientes, pero que es de carácter leve y tiende a ir desapareciendo a lo largo del tratamiento.
En los próximos años veremos si se consolida como un tratamiento mayoritario para los pacientes diabéticos, o sigue siendo una terapia muy seleccionada y muy individualizada.
La insulina inhalada es más eficaz y muy fácil de usar