A la hora de realizar nuestro trabajo de terapeuta, uno de los aspectos a tener en cuenta es la importancia de los uniformes médicos con los que trabajamos. No solo identifican al profesional, sino que condicionan nuestra comodidad y nuestra capacidad a lo largo de la jornada. La ropa de trabajo debe adaptarse a una función específica, y a unos estándares definidos.
Un profesional sanitario sabe que la vestimenta resulta sumamente importante. Por un lado, lo identifica ante el paciente y ante sus compañeros. El diseño, corte y color de la ropa de trabajo es fácilmente distinguible en los centros sanitarios, y responde a un código concreto. Pero además, el terapeuta utiliza esta vestimenta durante muchas horas durante su jornada de trabajo, por lo que requiere unas características especiales:
- Protege al terapeuta de la contaminación proveniente del contacto con el paciente o sus fluidos biológicos.
- Constituye una barrera que garantiza condiciones estériles, evitando infecciones para el paciente.
- Facilita los movimientos del terapeuta, teniendo en cuenta las características de la actividad.
- Idóneamente será hipoalergénica, resistente a líquidos, no debe conducir la electricidad, no se desgarrará fácilmente, y permitirá la transpiración.
- Debe ser suave al tacto, no debe crear pelusas, y debe ser fácil de lavar y desinfectar.
La ropa empleada por los sanitarios en su trabajo habitual cumple los estándares de seguridad y control. Forman parte del equipo de protección individual del trabajador, por lo que están etiquetados y clasificados según las normas vigentes. Además, su limpieza y mantenimiento se programan en un circuito que garantice la conservación de su funcionalidad. Todos los centros sanitarios poseen un programa de control de las prendas sanitarias.
A la hora de elegir un uniforme para nuestra actividad, hay que tener en cuenta todos estos aspectos. Hoy en día, los fabricantes ponen a nuestra disposición materiales de alta calidad. Permiten elegir entre telas resistentes a líquidos, con características elásticas, y que se adaptan al cuerpo con facilidad. Se diseñan pensando en diferentes especialidades (terapia física, odontología, enfermería, o veterinaria, por ejemplo).
Incluyen accesorios como bolsillos, para guardar elementos que utilizamos en las consultas. Y prestan especial atención al sistema de cierre o sujeción, eliminando botones o cremalleras. Así, resultan más cómodos y seguros, y facilitan un rápido cambio de ropa en caso de necesidad.
La ropa de trabajo se deteriora con el tiempo. Este deterioro es mayor por ejemplo en veterinaria, donde se producen frecuentemente rascazos y arañazos de la tela. Pero las características de los tejidos pueden conservar la utilidad y la comodidad tras muchos usos. Hoy en día se fabrican prendas con una vida útil muy larga. No es necesario estrenar un nuevo equipo cada día, ni emplear solo prendas desechables. Siguiendo las pautas del fabricante, se puede cumplir con las normas y estándares, ser respetuoso con el medio ambiente, y trasladar a la vez una imagen de limpieza y funcionalidad.
También resulta importante disponer de una amplia gama de colores. El usuario puede decidir entre un extremo más orientado al protocolo, y otro extremo más vinculado a la imagen corporativa. Muchas clínicas adoptan un código de color que se corresponde con la categoría profesional. Pero en centros de terapia se puede vincular a la marca de la clínica. Se distinguen de la competencia, y proyectan seguridad y confianza a los clientes. Existen diseños específicos para terapeutas que atienden a niños, muy útiles para dar tranquilidad y conectar con los pequeños.
La importancia de los uniformes médicos queda patente cuando nuestros pacientes y clientes nos identifican. Transmiten confianza y profesionalidad, y facilitan la relación terapéutica. Teniendo en cuenta todas estas variables, lograremos escoger la mejor opción para realizar nuestro trabajo diario como terapeuta.
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