La elevación brusca y de forma aislada de la tensión arterial es un problema relativamente frecuente. Afecta sobre todo a personas diagnosticadas de hipertensión arterial, incluso cuando ya están tomando un tratamiento diario.
Se desconoce la causa exacta de su aparición. Algunos casos se asocian a momentos de ansiedad, a dejar bruscamente el tratamiento, o al consumo de estimulantes.
Cuando se mide la tensión con el esfingomanómetro (aparato específico para medirla), se caracteriza por hallar unas cifras de más de 180 milímetros de Mercurio en la tensión sistólica, o de más de 120 milímetros de Mercurio en la diastólica (o incluso ambas a la vez). En caso de que se detecte esta situación, es necesario acudir inmediatamente a los servicios sanitarios.
Pero estas cifras son un criterio médico. Los cardiólogos (especialistas en enfermedades del corazón) establecen unos límites para poder tomar decisiones. Estos límites son diferentes según se piense en diagnosticar, tratar, ajustar la medicación, o poner objetivos para evitar riesgos o complicaciones crónicas. Y también pueden variar según el país o según las diferentes sociedades científicas.
Se ha documentado que, con unas cifras tan elevadas, existe alto riesgo de sufrir un daño inminente o progresivo. Por ejemplo, cambios neurológicos graves, encelopatía hipertensiva (aumento del líquido dentro del cráneo), infarto cerebral, hemorragia (sangrado) intracraneal, insuficiencia cardíaca aguda, edema pulmonar agudo (líquido en el pulmón), disección (rotura) aórtica, fallo renal, o eclampsia (elevación de la tensión en embarazadas, con riesgo para la madre y para el bebé).
Cuando hay este daño en los órganos se denomina emergencia hipertensiva. Si sólo hay elevación de las cifras, se etiqueta como crisis hipertensiva. En cuanto al tratamiento, la principal diferencia es que una crisis puede ceder con medicamentos orales (píldoras). La emergencia requiere tratamiento intravenoso, observación y pruebas de hospital. También necesita una bajada más rápida de la tensión hasta cifras normales. Pero los pacientes deben estar vigilados y monitorizados, pues una bajada muy brusca también puede presentar complicaciones de riego cerebral.
Un problema añadido en la hipertensión arterial es que se suele aparecer en pacientes que ya presentan otras enfermedades. Sobre todo la diabetes, la obesidad, o también factores de riesgo cardiovascular. Por ello es tan importante la prevención y la rehabilitación para evitar la aparición o la progresión de estos problemas de salud.
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